El 19 de Mayo de 1777, “Por su bella proporción, para el más fácil gobierno y cómoda administración”, el rey Carlos III, otorgó a la villa de San Felipe de Linares, el título de ciudad, dando instrucciones para la creación de un nuevo Obispado, independiente del de Guadalajara, del que sería sufragáneo y que en lo sucesivo llevaría el evangelio al recién colonizado seno mexicano (hoy Tamaulipas), a las provincias de Texas y a la Nueva
Extremadura (Coahuila). Una vez erigida como ciudad, estaría en condiciones de convertirse en la sede del primer Obispado de las Provincias de Oriente. Luego el 15 de Diciembre de 1777, el Papa Pío VI, con la bula “Relata Semper”, creó el Obispado de Linares, separándolo de la diócesis de Guadalajara, siendo su primer Obispo don Antonio de Jesús Sacedón. Dicho Obispado abarcó las provincias del Nuevo Santander (Tamaulipas), Nueva Extremadura (Coahuila), las provincias de Los Tejas, el Nuevo Reino de León, Zacatecas y San Luis Potosí. Dos años más adelante, (22
noviembre 1779), inició el período del primer Obispado de Linares. Fue el cura del Valle del Pilón, don Francisco Javier Barbosa, quien declaró erecta la Catedral de Linares y tomó posesión del obispado a nombre de Sacedón, quien desde su llegada se encontraba enfermo y descansaba en la Villa de Saltillo. Dicho período concluyó debido al fallecimiento de Sacedón, ocurrido el 27 de diciembre de 1779.